lunes, 24 de marzo de 2008

Las realidades primero se sueñan

32 años, y no vinieron solos.

Fue muy fuerte, fue muy efectivo, y la repercusión en los días que corren puede verse en todos lados y de maneras mucha más cercanas a las que se cree.

Perduró el miedo, perduró la desinformación al respecto, perduró la debacle económica ocasionada, perduró la pobreza lógica de tal debacle.

Miedo porque muchos de los que vivieron esa época y zafaron, delegaron inconscientemente en la descendencia todo ese pavor al intento del cambio.
Desinformación porque muchos decidieron "mirar hacia adelante" dejando el tema en el olvido, sin tomar en cuenta que mirar el pasado no debe implicar quedarse en el tiempo. Por eso hoy se ve que hay tantos que no saben cuándo cayó el régimen, tantos que ni siquiera saben quién fue Videla, tantos que dicen que Massera es una heladería. Tanto desinterés, para resumir.
Debacle económica por la gran deuda que se generó (o más bien amplió a niveles estrambóticos) y sigue vigente aún en nuestros días.
Y pobreza, bueno, salgan a caminar unas cuadras.

Yo no viví aquel período nefasto, pero hoy lloro sus consecuencias.




No conozco a nadie del video, lo encontré de casualidad y la verdad que me encantó.

jueves, 20 de marzo de 2008

Tan caótico, cuando el problema es básico



Ilógico - Andando Descalzo

Creo que ésto no va más.
No existe forma, no hay modo,
de que podamos continuar.
¿Para qué? No va más.

Y la tormenta trajo al huracán
que se lo llevó todo,
y dejó barro y dejó soledad
pero sembraré hay algo que crecerá.

Y lo qué dices es ilógico,
lo haces tan dramático.
Todo lo vuelves tan caótico
cuando el problema es básico.

Creo que esto no va más,
ya lo he intentado todo.
Y el mismo juego vuelve a comenzar,
una y otra vez, no va más.

Y lo qué asusta es la soledad
y volver a ver soles.
Pero en la noche siempre hay lugar
para estar y olvidar

Y lo qué dices es ilógico,
lo haces tan dramático.
Todo lo vuelves tan caótico
cuando el problema es básico.

Lo qué dices es ilógico,
lo haces tan dramático.
Todo lo vuelves tan caótico
cuando el problema es básico

Y lo qué digo es ilógico,
lo hago tan dramático.
Todo lo vuelvo tan caótico
cuando el problema es básico.

Y lo qué dices es ilógico,
lo haces tan dramático.
Todo lo vuelves tan caótico
cuando el problema es básico.

Lo qué digo es ilógico,
lo hago tan dramático.
Todo lo vuelves tan caótico
cuando el problema es básico

y lo qué dices es ilógico...
todo lo vuelves tan caótico...


¿Tenían ganas de conocer una banda con muy buena onda? Acá los ayudo un poquito con el nuevo video :).

lunes, 17 de marzo de 2008

Dolor, bronca e impotencia.



Porque fue él, como pude ser yo, como quizás pudiste ser vos, que estás leyendo esto ahora.

Particularmente yo no conocía a Emanuel Álvarez, pero no va al caso. Al igual que yo, él estaba yendo a la cancha a ver a Vélez contra San Lorenzo. Al igual que yo, seguramente estaba cantando arriba del micro alentando por el Fortín y en contra de San Lorenzo. Al igual que yo, el querría un triunfo de Vélez sin importar cómo jugase. Distinto a mí y a todos los demás hinchas fue su final.

Sí es folklore mostrarle a San Lorenzo insignias de Japón demostrando que nosotros fuimos, sí es folklore poner una bandera reluciendo todas nuestras copas, sí es folklore pasear con las copas como hizo Vélez hace unos años, sí es folklore que San Lorenzo nos diga que no llenamos la cancha, sí es folklore que San Lorenzo luzca su calidad de grande y nos acuse de equipo chico, sí es folklore que ambas hinchadas llenen la cancha y creen un clima impresionante plagado de cánticos.

Lo que NO entiendo y lo que JAMÁS podré considerar folklore es que DISPAREN a un hincha (de Vélez, de San Lorenzo o de quien mierda sea), porque sin dudas que LOS TIROS NO SON FOLKLORE.

Ayer fue Emanuel, antes 223 personas, mañana puede ser cualquiera de nosotros que seguimos fielmente a nuestro equipo hasta donde no podemos. Así, lentamente y junto a su folklore, el fútbol también va muriendo.

jueves, 13 de marzo de 2008

Flashero!!!



Star guitar - The Chemical Brothers


A los que no conocen el sentido del video y piensan que es una gigante incoherencia devenida de un británico empepado, sepan que no es nada incoherente, sino que es absolutamente flashero, que no es lo mismo. Presten mucha atención a sonido e imagen en conjunto.

PD: Sí, igual seguramente estaba empepado el chabón :P, jejejeje.

martes, 11 de marzo de 2008

Nuevos aforismos de Ernesto Esteban Etchenique

A mi esposa Angelita, sin cuya inestimable colaboración, hubiese sido imposible esta dedicatoria.


Quien ríe último, de la desgracia ajena, ríe mejor.

La rosa tiene espinas, pero... ¿Tiene pétalos el atún?

Por muy alta que sea una montaña, no sobrepasa su propia cúspide.

La víbora es, tan sólo, cabeza y cuello.

Dios aprieta pero no ahorca ni cae en el sadismo.

Aún viéndote sucia y borracha, me arrodillo para nombrarte: "¡Madre!".

Te siento cuando te toco, y cuando no te toco, también te siento. ¿Qué tienes en la piel?

Vi una estrella caer. Pedí un deseo. Y la estrella cayó sobre tu casa.

A veces es preferible una sonrisa a un salivazo en el rostro.

No te quejes por haber caído en la porquiza. Aún no te han devorado los cerdos.

Cuanto más subo, más bajo. Cuanto más bajo, más subo. ¿Qué me pasa?

Podrán machacar mis dedos con una maza, podrán quemar mis ojos con una tea... ¡Ni aún así dejaré de escribir mis aforismos!

No basta la buena voluntad si intentas apagar el fuego con gasolina.

Donde pasé, dejé mi huella. Después, pavimentaron.

Desdichado quien encuentra una muerte horrible, pero... ¿no pensamos en quien la ha perdido?

"No es fácil que un camello entre al Reino de los Cielos" (proverbio árabe).

Consulté con mi almohada y me dijo: "Consulta con tu médico".

Quise conocerme a mí mismo. Cuando me hallé, estaba muy cambiado.

Se aprende más en la derrota que en la victoria, pero... ¡prefiero esa ignorancia!

Si no cantara el gallo, igual amanecería.

El que nada desea, es sospechoso.

Reconoce tu idiotez y serás un idiota lúcido.

La hiena ríe pues no piensa en el mañana.

Supe perdonar a la mujer adúltera. Mi piedra no le acertó.

Aquel que perdido una oreja, no desea aros.

El espíritu del Virtuoso es como un espejo. Te miras en él y puedes peinarte.

El hombre sabio es pobre en apariencia, pues su tesoro está en Suiza.

En el mundo hay Bondad y Maldad. Justicia e Injusticia. Árboles y tortugas. Hay muchas cosas.

Morir... ¡extraña costumbre!

El puntapié que me asestaste... ¿no será una opinión?

No hay completa belleza. El tigre es hermoso, pero su orín es pestilente.

El humor no debe ser risa. Sí, sonrisa. Y, de ser posible, llanto amargo.

Si tropiezas dos veces con la misma piedra... ¡sácala de allí!

Para el Sabio no existe la riqueza. Para el Virtuoso no existe el poder. Y para el Poderoso no existen ni el Sabio ni el Virtuoso.

Aquel que ha tocado el cielo con las manos... ¿cuánto medía?

¡Ay! El Dolor se repite. ¡Ay!

Te regalaría unas estrellas, pero te has empecinado en un par de zapatos.

Si crees en la Reencarnación... ¡no te rías de la fealdad del sapo!

He cometido el peor de los pecados. No he sido millonario.

Reparad en ese pato que corre. Reparad en aquel cordero que trisca. Reparad esa cerca que huyen todos los animalitos.

Un dibujo vale por mil palabras. Y si es de Picasso...

Si quieres alcanzar la Sabiduría... ¡empieza a correr ya!

El tirano admite que lo odien, pero odia que se rían de él. Y más aún que le arrojen una bomba.

Dios me señaló con su dedo... ¡y me lo metió en un ojo!

Mientras mas brillante la luz, mayor el gasto.

El pájaro es libre. Lo sería aún más de ser soltero.

En el Reino de los Cielos, el tuelto es Rey.

La última víctima de la guerra dijo, al caer : "¡Qué mala suerte!".

Una palabra puede herir. Pero un martillazo es feroz.

Reprochas al sordo que no te escucha. ¡Grítale más fuerte!

Haz el mal sin mirar a cuál.

Si tantas veces va el cántaro a la fuente... ¿no será muy pequeño?

¡Desdichado el mendigo que no conoce el placer de dar!

El loro plagia las palabras, pero quien está preso es el canario.

El aforismo es una flecha. Parte de mi boca y se clava en tu ojo.

Mis aforismos son como los buenos vinos. Mientras más pasa el tiempo, más caros.

Busco espíritus sensibles. Intermediaros abstenerse.

El pavo real abre su cola sin importarle si es día feriado.

¡Qué superficial es la alegría ruidosa de la orgía!

Cuando el tacto vale más que el sentimiento, la amistad de la orgía no es sincera.

Si la que crees tu pierna no es tu pierna, ya no orgía, es desorden.

Un condenado a cadena perpetua que muere joven... ¡defrauda a la Justicia!

"Prediqué en el desierto" (proverbio árabe).



Un genio. De la risa al pensamiento profundo de un salto. Gracias por tanto Negro.

jueves, 6 de marzo de 2008

El terco


Ciertamente ya estaba harto del encierro. La última había sido una semana de interminables lluvias que habían impedido todas esas actividades al aires libre que tanto aflojan al cuerpo; ya cansaba el descanso. Sospechaba que me saldrían escaras si seguía en aquella posición, echado y empotrado en un sillón, con la imagen de esa mesa repleta de cadáveres de cerveza, así que tomé la dificilísima decisión de ponerme en pie.
El principio de tal hazaña no fue distinto a lo que siente cualquiera cuando pasó mucho tiempo en reposo por sufrir fiebre y busca pararse y caminar: duelen las piernas y los brazos, la cabeza responde lentamente y la imagen que genera el ojo no para de girar alrededor nuestro. Seguramente en el exterior de aquel cubo de hormigón la vista no sería mucho más esperanzadora, pero añoraba pegar la nariz a la ventana, respirar y escribir con el índice derecho sobre mi aire plasmado en el vidrio, mirar esa calle ahora mojada y demás pequeñeces que hacían aquel gozo uno de los más lindos y entrañables.
Caminé hacia dicha ventana, apoyé mis codos sobre el marco e inicié el ritual. Parecía mentira, pero ahí seguía la calle, y no parecía que se fuera a mover aunque se aproximara un tifón. Siempre había tenido simpatía por ella y por recorrerla lluviosa, y me planteé el porqué no había salido a dar una vuelta por ahí afuera en aquellos últimos días. Me bastó esa imagen: "Me abrigo y salgo" le comenté a mis adentros.
Dicho y hecho, me puse mucho abrigo, agarré las llaves, suavemente las introduje en la cerradura y giré; una vuelta, dos, tres, cuatro cinco... qué iluso, bastaba con empujar levemente (sin desmedida violencia, no era cuestión de espantar la lluvia) la puerta para huir. Comencé a recorrer la calle y me percaté de que nada de lo qué llevaba puesto era impermeable, pero, ¿qué más daba?. No era momento de pensar en eso, era tiempo de rememorar cuánto me gustaba andar bajo la ducha de las nubes. Elegí un camino nuevo y alternativo, como es mi costumbre, y los pasos se iban sucediendo uno a otro, casi sin caer en cuenta del anterior.
Cada vez más ciudad adentro, las pilchas cada vez más húmedas, ya no quedaba recoveco de mi cuerpo que el agua no haya mojado, y para colmo de males noté interferencias en todos los medios de desagote del lugar. No había boca de tormenta ni ninguna otra cosa del estilo que no estuviese tapada por completo de hojas; hojas de las feas, de esas de color marrón claro que tanto traen la amargura al presente, de esas que no crujen cuando uno, esperanzadísimo, las pisa.
Lo que había sido garúa se había transformado en lluvia y luego en baldazos desde el cielo, que había dejado de ser celeste opaco, o gris claro, ya ni siquiera tenía aquel color amarillo típico de los días de precipitaciones torrenciales cargados de humedad, sino que ahora los ojos daban lugar a un techo descomunal y amenazante teñido de gris oscuro coqueteando con el negro. Rato después, la definición diluvio quedaba enana, los alcantarillados no irrigaban, la calle se inundaba más y más, cada pilcha pesaba lo que un rinoceronte y la desesperación y angustia monopolizaban la escena. Cuándo el agua invadió las terrazas y yo no podía extirparme el suelo de los pies hacía ya largo tiempo, tuve un deja vú.
Desperté sobresaltado, con la frente herida, en mi cama y en la misma posición.