miércoles, 23 de abril de 2008

Jurassic Party

Recuerdo aquel fin de semana, cuando visité la casa de un amigo. Todo estaba muy tranquilo, hasta que de repente...


Un mensaje divino...


- ¡¡¡A festejar mierda!!!- dijo el Cazador, dueño de la casa.


Musicalicemos el ambiente...



Ya de toque, el Tiranosaurio Rex se puso re loco; y le saqué esta foto re escrachosa. Este Tiranosaurio fumón...



Infaltable música de fiesta y pasitos de baile. La Mujer Increíble se contoneaba al ritmo de Chocolate y Los Nietos del Futuro.
"Gelatina, parece gelatina, la miro y me fascina por su forma de bailaaaaaaar..."
"Maaaaaaaayoooooneeesa, ella se bate como siendo mayonesa..."



¡¡¡Uhhhhhhhhhhhhh!!! ¡Qué groso cuando apareció el cotillón y se armó el Carnaval Carioca!


Y después, OBVIO, arrancaron los clásicos. Acá el Ornithorestes estaba haciendo la córeo de Thriller...





... y después la Mujer Increíble volvió a copar la escena con su interpretación de YMCA.


La fiesta salió del re carajo, y el Cazador desfiló al final, con el gran estilo y extravagancia que lo caracterizan, festejando sus enormes dotes de anfitrión. Atrás, el hermano menor del Tiranosaurio Rex festeja la ocurrencia.


Y bueno, quedó para el final una montaña humano-sáurica sobre el Stegosaurio. De fondo se los ve al Ornithorestes y al Velocirraptor quebrados por completo; y, qué loco, no me había dado cuenta, arriba a la izquierda un mequetrefe estaba arrimándole el bochín a una pendeja. El menor de los Rex sigue mirando, muy divertido, todo desde afuera. El que se apropió del cotillón salio figuretti mal. El Ankylosaurio, el Hadrosaurio, y algunos borregos se subieron en la cola del Stego, el Cazador en el lomo, y la Mujer Increíble por el cuello. Estaba en una posición muy sugestiva con el Cazador... bueno, bien ganado se la tiene. Después de todo, es su casa...


PD: ¡¡¡IMPRESIONANTE!!!

jueves, 17 de abril de 2008

Vértigo

La encuentro y la miro como de reojo. Sé muy bien qué me provoca asomarme a una ventana en las alturas, más si el marco inferior apenas alcanza al ombligo. Mejor me quedo acá sentado, total no molesto a nadie... Pero, por ahí la vista está buena. Si me asomo apenitas, dos segundos, y me vuelvo, no me va a hacer nada.
Me levanto con un gesto disimulado, para disimularme el miedo, y camino pseudo desinteresado, observando algún decorativo del ambiente, hasta estar cerca de la "amodiada" ventana. Si me paro a un metro tengo buena perspectiva, me podría considerar hecho y volver a la silla.
Es verdad, la vista es linda, pero un poquito más... bueno, me acerco, pero me pego al costado del marco así no hay necesidad de asomarse. Ahora puedo ver la calle, la gente volviendo a casa, paseando al perro, haciendo algún mandado, cantando en su mundo paralelo. Pienso en cómo serán su vidas, y entre vuelo y vuelo me vienen ganas, unas ganas locas de asomarme y ver qué hay exactamente abajo. O sea, entiendo que me asomo y un segundo y me arrepiento enseguida de haberlo hecho; pero me llama, la ventana me llama.
En cuanto me decido a asomarme, ya me empiezan a dar puntadas en los hombros, una descarga recorre la columna de abajo hacia arriba, las rodillas parecen tomar la consistencia de la gelatina, y me pican las plantas de los pies. Apoyo las manos y casi sin darme cuenta, asomo la cabeza para mirar al precipicio. Siento como una morsa que me aprieta con furia la parte de la frente que está justo encimas de las cejas.
Me puedo caer y lo tengo claro; no hay ningún causante que lo haga imposible. Entonces, en un segundo imagino cómo sería la caída, cómo reaccionarían los caminantes que recorren la vereda que estoy viendo, cuál sería la reacción de los que me acompañan en este ambiente de las alturas, qué será de sus vidas después de que me caiga, cómo contarán la situación en el futuro...
La repulsión es instantánea en el físico, por eso retrocedo, pero no en el pensamiento. Vuelvo absorto a mi silla, sintiéndome temblar y reflexionando lo recién acontecido.
Ma' sí, me sirvo otro vaso de cerveza y que siga la noche.

lunes, 14 de abril de 2008

Distancias inmedibles

Si estoy contento y tranquilo,
¿es que estoy cerca?
Si de repente se me llenan los hombros de escalofríos,
¿es que estoy lejos?

Si aunque sea la idea se me cruza por la cabeza,
¿es que estoy cerca?
Si la espera de la idea me desespera,
¿es que estoy lejos?

Si cada tanto me invade la furia,
¿es que estoy cerca?
Si me termino arrojando a las penumbras,
¿es que estoy lejos?

Si por momentos quiero empujarte a un abismo,
¿es que estoy cerca?
Si al final pienso que es siempre lo mismo,
¿es que estoy lejos?

Si a veces te traigo y no me inmuto,
¿es que estoy cerca?
Si cambio oro por otro minuto,
¿es que estoy lejos?

¿Qué tan cerca o qué tan lejos estoy
si no puedo decir nada de nada?

miércoles, 9 de abril de 2008

Charla de Café

Entraron juntos al bar, buscaron una mesa vacía. No encontraron una para dos, sólo una para cuatro. No importó, corrieron hacia atrás dos sillas, las más pegadas a la ventana, y dando pequeños saltitos volvieron a acercarse a la mesa.

- ¿Qué te vas a pedir?
- Lo mismo que vos.
- Mate cocido con leche, ¿está bien?
- Sí sí, dale.

Leopoldo levantó la mano buscando llamar la atención de la moza. Ésta los vio y caminó hacia ellos con un paso cansino, cabiendo destacar que ya era bastante tarde.

- ¿Puede ser dos matecocidos (en plural siempre los llamaba así, sin espacio) con leche?
- Perfecto. ¿Lo acompañan con algo?
- No sé, a esta hora... ¿Vos que decís Arquímedes?

Arquímedes; cuyo nombre siempre levantaba preguntas a las cuales él siempre contestaba alegando que significaba "Pensador profundo", algo distraído, pidió que le repitieran la pregunta.

- Como vos quieras, a mí me es indiferente.- dijo luego de escuchar a la moza.
- Bueno, dos matecocidos con leche, con seis medialunas.
- Oooooooook.- dijo la moza terminando de escribir el pedido en un pequeño anotador- Ya se los traigo.

Leopoldo se volvió a concentrar en Arquímedes. Lo miraba fijamente, no con una mirada de odio, pero sí buscando que le prestara atención. El aire era algo tenso y parecían tener algo muy importante por discutir. Finalmente Leopoldo se decidió por abrir el fuego:

- Y bueno chabón, ¿qué tenés para decirme?
- ¿Decirte de qué?
- Dale, no seas sorete. No me lo hagas más complicado sabiendo lo que me cuesta discutir con vos.
- Bueno, pero decime de qué querés discutir.

Leopoldo echó un resoplido de resignación. Se frotó los ojos con las palmas de la mano, agotado.

- ¿Porqué me vivís poniendo palos en la rueda? Cada momento que algo nuevo me llega, un proyecto que me emociona, una felicidad que me invade, aparecés vos y me hacés planteamientos de mierda que al final no sirven para un carajo.- ya estaba realmente enervado- El único pelotudo que los piensa soy yo, y como el forro que soy me empiezo a cargar millones de dudas, ¿para qué? Para terminar sintiendo que no hago nada entero. No sé porqué mierda te escucho al final.

El bar entero se calló. Todos habían girado la cabeza. Los cafés que estaban preparando en la barra habían rebalsado las tazas porque los que los preparaban también estaban observando la escena; y la moza que llevaba el pedido se detuvo a unos pasos de la mesa, los ojos bien abiertos y en gesto de sorpresa. Leopoldo la vio y tratando de aminorar la situación puso su mejor cara.

- Ah, el mate cocido, traelo, traelo, muchas gracias.- La moza hizo una reverencia más apurada que sutil y volvió apurada a la barra.

Hubo unos segundos de silencio en que ambos disfrutaron sus matecocidos y medialunas. Cuando Arquímedes recién iba por la mitad de la primer medialuna, a Leopoldo ya le quedaba sólo una de las tres que le correspondían. Saciada su angustia oral, volvió al ruedo con algo más de tranquilidad.

- Bueno... ¿Y?
- ¿Y qué?.- Los ojos de Leopoldo se transformaron, y la tercer medialuna se hizo añicos entre sus puños.
- Qué tenés para contestarme de lo que te pregunte antes.
- Ah, sí sí sí. Bueno, mirá, - al mismo tiempo se mandó a la boca el restante de la primer medialuna y comenzó a hablar con la típica dificultad de hablar con una cacho de medialuna en la boca- me parece que estás inflando un poco la cuestión. Yo te doy otro punto de vista nomás. Vos lo podés tomar o- dejó de hablar un instante para terminar de tragar y chuparse el índice y el pulgar- dejar negro.
- Está bien, eso está perfecto. ¡Pero carajo, dame una opinión de apoyo cada tanto! Me terminás mandando siempre al muere boludo.- empezó a imitar al otro con gesticulaciones y voces ridículas- "Que este discurso ésto, que esta mina lo otro, que la concha de dios". No seas hijo de puta y admitime eso al menos.

Arquímedes lo miraba impasible. Enrollando la barba que le crecía por debajo del labio, soltó un leve y desinteresado "Sí, puede ser, qué sé yo". La poca atención exacerbaba a Leopoldo.

- ¿Cómo que "puede ser"?.- Dijo fingiendo una voz gangosa, levantando los ojos hacia arriba y moviendo las manos frenéticamente emulando un aleteo.
- Sí, puede ser. Pero me sigue pareciendo que vos inflás un poquito todas las cosas. Mirá pelotudo; un pelotudo de cariño, a ver si todavía lo tomás a mal, digamos que yo trato de darte un estado de alerta para que después no te pase lo que te pasa siempre. Por que vos siempre fuiste el mismo boludo que camina con la cabeza gacha y al final te terminás pegando un palo que hasta Villeneuve te envidiaría. Después vos podés hacer o pensar lo que quieras con lo que yo te digo.
- Bueno, entonces yo me resigno a que nunca me vas a ayudar, a dar un empujoncito, a escuchar de vos un "dale Leo, dale para adelante"...

Hubo un breve lapsus de silencio, roto por una aparición sorpresiva de una persona igualita a Arquímedes. Sin pedir permiso se sentó en una de las dos sillas que restaban en la mesa y empezó a hablar sin dejar siquiera lugar a una réplica.

- Yo nunca voy a entender porqué ustedes dos tienen estas charlas si al final no llegan a nada. ¿No se dan cuenta de que el mundo es una mierda y ni vale la pena ponerse a pensar? Nada vale la pena carajo, déjense de romper las pelotas con pelotudeces o péguense un tiro. Háganme caso, no se enrollen, giles, el mundo fue y será una porquería, un desfile de inclemencias.- El doble negó al aire con la cabeza, sacó un atado de cigarros, tomó uno y lo empezó a fumar mirando hacia adelante, hacia nada en especial, con los ojos entrecerrados y mordiéndose cada tanto el labio inferior, mientras seguía negando al aire y soltando cada tanto un "boluditos de cuarta".

Arquímedes miró a Leopoldo en gesto de compasiva complicidad y le dijo: - ¿Ésto es lo que pretendés? ¿A ésto necesitás llegar?
Leopoldo no caía, era un poquito demasiado. Palabras, imágenes, olores, texturas, sabores, músicas, dolores, felicidades, impaciencias, todo entraba en el bocho, todo se licuaba, y tener al lado al extraño fatalista no ayudaba. Terminó por preguntarle a éste quién era.

- Dios, Satán, Buda, Sean Penn, Hipólito Yrigoyen, la piedra movediza de Tandil. ¿Qué carajo te importa quién soy yo?
- Je, vos siempre el mismo eh, no cambiás nunca.- dijo Arquímedes, mientras miraba fijo a una servilleta y la doblaba a la mitad, y a la mitad, y a la mitad.
- Callate enfermo.
- ¡¿Se conocen?!- exclamó Leopoldo, sintiendo que el corazón se le salía por la boca.
- Acá nos conocemos todos.
- Pero...

En ese momento se sentó en la última silla otro Arquímedes. Ni se lo había escuchado entrar, ni caminar hasta ahí, ni nada. A diferencia del primer clon, éste sólo se sentó con la cabeza gacha y dejó escapar un par de lágrimas. A esa altura, ver a Leopoldo angustiaba.

- ¿Perdón?
- ¿Me entendés? Parece como si todas las salidas te terminaran llevando de vuelta a la entrada viejo. Es todo tan difícil che.- El nuevo integrante tenía una voz ahogada que se hacía casi imperceptible.
- ¡Uy, por favor che! ¡¿Siempre tiene que aparecer este llorón de mierda?! La reconcha de mi hermana.- El emisor de los insultos era obvio.
- Y sigue cayendo gente al baile. Yo no sé Leo, yo no sé...- reflexionó Arquímedes.
- ¿Qué no sabés? ¡¿Qué?!
- Vos no sé.

Fuera de todo contexto, por la ventana entró un tercer falso (o quién sabe) Arquímedes, muy jocoso, riéndose a más no poder de la situación.- ¡Jajajajajaja! No se dan una idea lo graciosos que se ven todos ustedes discutiendo. Encima re bizarro, onda, falta que caiga Brad Pitt, o un mono del cielo, y explote en medio la mesa. ¿Se imagina qué diría el dueño del café?- el bufón comenzó a generar una charla ficticia con sí mismo.- "Che, ¿cómo fue que cerraste el bar?", "No, no sabés. Estaban cuatro hijos de puta discutiendo en una mesa y cayó un mono del cielo que explotó". Jajajajaja, buenísimo.

Después del monólogo, un cuarto clon entró y sin dar explicaciones empezó a pegarle piñas y cabezazos a una columna del lugar. Y afuera se veía en el cordón otro Arquímedes, sentado, fuera de este mundo, mirando fijo a un adoquín. Y enfrente, uno más, escuchando su música y riéndose de algún recuerdo picarón del pasado. Y...

De otra dimensión vino una trompada y siete años de mala suerte.

sábado, 5 de abril de 2008

Conclusiones de la encuesta Vol. III

Cáspita / Recórcholis / Rayos y centellas (7%): Es un honor decir que Robin ha visitado mi blog y se ha tomado la molestia de votar en mi encuesta :). ¡Santas visitas Batman!


¡A la flauta! (7%): Algunos que otros padres preocupados por la correcta habla de sus hijos han aportado su granito de arena en la encuesta. Pero el groso de Ian Anderson (Foto) los ajustició demostrándoles el verdadero uso de la flauta, y luego de un maravilloso solo, se las metió por el culo uno a uno.


¡Pero la pucha! (0%): Lamentablemente los abuelos de infancias duras y buen presente no se hicieron presentes en este humilde sufragio :(. O no habrán sabido cómo votar :P.


¡¡¡La puta que los parió!!! (28%): Más de 1/4 de la población tiene una reacción bastante violenta ante las situaciones adversas, aunque este sector no llega al punto de la violencia física y simplemente se queda regañando entre dientes luego del improperio lanzado en voz alta.

PD: Todo lo anterior es una simple excusa de escribir algo, lo más importante es la foto de la vieja que se lleva todo, jejejeje.


¡¡¡LA REVERENDA CONCHA DE SU MADRE AL PUTO PODER SUPERIOR QUE CONCIBIÓ LA EXISTENCIA DE ESTE PUTO MUNDO DE MIERDA!!! (58%): Es fenomenal lo que puede hacer el antojo de Vauquita y su ausencia de ésta en un kiosco. Pero es más fenomenal aún que el 58% de la gente tenga un mismo antojo y no pueda saciarlo. Y es el clímax de lo fenomenal lo rica que es un Vauquita. En fin, la falta de Vauquita puede provocar una guerra civil.




PD dedicado a Pachi, asiduo visitante de este espacio cibernáutico:



PD dedicado a Fer: Y chucu chucu chucu. Vamos a ver a Los Tipitos :D.