viernes, 27 de marzo de 2009

Dios

Religiones, dejen de buscar, porque Dios está acá, en un página web.

Simplemente entren, elijan un personaje cualquiera, sea televisión, política, dibujito animado, historia, cualquier cosa. Sigan las preguntas... y se van a dar cuenta que no hay manera de ganarle.

Me adivinó a Ash Kétchum, Mister Go, Hanamichi Sakuragi, Atila, Dios... Intenté dándole todo sí, y adivinó que yo era el "listillo que sólo apretaba sí". Sorpréndanse, tengan miedo, hagan lo que quieran. Pero sepan que es casi imposible ganarle.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Ideología del burgués asustado

Él, el burgués asustado, considera que sus mayores logros en el paso por la vida, son sus posesiones materiales, generalmente magras, pero suficientes para darle sentido a sus opacas existencias.
Su razón de ser consiste en sostener, entre otras cosas, su casita, su electrodoméstico y su automóvil, que por otro lado, si es grande puede suplir cualquier escasez peneana en los varones.
De allí su odio a los ladrones que amenazan quitarle todas esas razones de vida. De allí que ese odio lo haga prescindir, a este burgués asustado, de cualquier principio, como ser su prédica judeo cristiana, reservada solo para celebraciones rituales en divertidos casamientos o entierros en cementerios privados.
Este señor asustado no se sonroja al autodefinirse como contribuyente, y por esa sola condición creerse merecedor de la protección policial .
Él esta convencido que no es su condición humana la que debería primar para reclamar que no lo violen o maten. El cree que su comprobante de pago del monotributo o alumbrado barrido y limpieza debe inmunizarlo contra cualquier riesgo, fundamentalmente el que proviene de los bárbaros que no sufragan estas contribuciones.
La patria, para él, es el territorio geográfico donde solo tienen derechos los que pagan o pueden pagar las contribuciones territoriales. Los compatriotas, aquellos que comparten su tembleque interés de clase.
Va de suyo, que no desea un gobierno, sino un administrador de consorcio que dócilmente satisfaga el reaseguro de su standard de vida. Por eso pide seguridad. Seguridad para seguir viviendo en forma diferente a los pobres. Claro, porque al final de cuentas, su condición de clase media es el resultado de su trabajo, lo que implica que los demás no trabajan, o no lo hacen con la dedicación e inteligencia de él.
Siempre la culpa es de los demás (generalmente los pobres o los diferentes) y las virtudes son propias. Los políticos (es decir los otros) son corruptos. Él no. El dice que paga sus impuestos, aunque según informes de la AFIP, rentas y otras instituciones indiquen los contrario. En todo caso, si no los paga, es porque los otros (es decir, los políticos) le cobran de más y él, que es un justiciero, retiene el pago para dedicarlo a cambiar el automóvil, la casa u otras necesidades.
Los otros son vagos, en especial los políticos, aunque se los vea en cuanto programa de televisión y actividad institucional exista. Él no. El es un trabajador incesante que solo detiene su trajín para estar con su familia, jugar al tenis, ir de vacaciones o encontrarse con su amante, mientras sus empleados hacen que trabajan en su negocio, fabrica o empresa.
Él consiguió su patrimonio honestamente, aunque en algo ayudó la herencia familiar y en las escrituras no declaró el valor real de sus adquisiciones.
La gente es estúpida, claro que la gente son los otros, nunca él.
La policía es coimera. Él no. A él no le queda otro remedio que entregarle un regalo al agente que le hace la boleta por dejar mal estacionado su automóvil.
La juventud está en la pavada y su cultura vacía. Él era distinto Se divertía sanamente pateando tachos y tocando timbre a los vecinos o bailaba al compás de canciones intelectuales de Francis Smith y otros cultores de la música popular.
El problema, según él, es la falta de cultura y educación actual. Antes era distinto. Se estudiaba el manual de sexto grado bonaerense, con cuyas enseñeanzas pudo en el futuro opinar de todas las disciplinas humanas desde la biología molecular, hasta la normas jurídicas de la seguridad, pasando por la economía y la administración de recursos naturales.
Por supuesto, en este país, en el que vive, vacaciona, se cura, etc., son todos incivilizados, menos él. Gente que eligió a Isabelita de presidente o a diputados que se rascan el higo.
No es como en otros países, que con seriedad invaden territorios, dirigidos por un alcohólico o un cowboy.
También la historia de su país es un desastre. No como la de los otros, el de sus abuelos laboriosos, que evolucionaron con las conducciones de Franco, Mussolini, Hitler o Sharón. Estadistas al fin y al cabo consagrados al bienestar y al progreso.
Es muy frecuente verlo opinar sobre la falta actual de valores, discurso que ejercita mientras se dedica a observar los valores de la plaza inmobiliaria o bursátil.
Por supuesto, en las tertulias opina, con rigor estadístico, cuánto mas putas están las mujeres, menos su madre y su hija.
La misma opinión segura y contundente que vierte acerca de la seguridad y el castigo que merecen los pobres que no la respetan.
Por esas opiniones y convicciones marcha a la histórica plaza de nuestra patria, no para pedir independencia o soberanía del pueblo, sino para pedir que suban los castigos y rebajen sus impuestos, para poder seguir disfrutando en el marco de la impunidad social, el derecho a decir y hacer hijoputeces.


Hernán Jaureguiber - Bernardo Alberte

martes, 17 de marzo de 2009

El Secreto

Parecía mentira tanta agua debajo del puente, tanta luz enceguecedora en el horizonte. Lo veía todo con claridad casi enfermiza, y era ayer nomás que pateaba locamente la pelota en el potrero, en esos clásicos barriales que marcaron la vida de todos los pibes de aquella época, ya muy lejana en el tiempo. Pero la sensación lo dejaba ahí, tan cerca. Casi al alcance de la mano. Sintió que podía patear la número 5, el gran orgullo del grupo de amigos. La habían conseguido con mucho esfuerzo, entre todos, meta changa y vueltos del almacén. No, nada se había borrado de su cabeza. Aún escuchaba al relator seguir la gran jugada que estaba haciendo, como en esos míticos partidos en la cancha de verdad, la de los domingos, con todo el césped verde, prolijo, las líneas de cal perfectamente derechas, delimitando esa vida aparentemente irreal de los jugadores de fútbol y la de los hinchas, pegados al alambrado, vociferando todo cuanto les corriera en el cerebro. Así entraba al área 18, haciendo firuletes frente a los desesperados defensores del barrio vecino, totalmente incapaces de detener esa marcha triunfal. Esquiva al último, define suave y la pelota pasa lentamente, casi pidiendo disculpas, entre los dos buzos que hacen las veces de arco. ¡Cómo se enojaban las madres cuando tenían que lavar la ropa repleta de tierra! Poco importaba en ese momento, porque el gol estaba consumado, el grito con la boca bien abierta al aire y...
Estaba besándose, en la cama, con ese primer romance, esa minusa que por esos días parecía ser la de toda la vida. ¡Qué divertido era verlo ahora! Sólo un amor de verano, simple, fugaz, sincero, tan puro. Todo era tan pervertido en sus mentes, ambos se animaban a cruzar esa barrera que parecía no levantarse jamás. Mientras papá y mamá trabajaban, el tren de la vergüenza iba yéndose de a poco, y cada paso incursionando en ese terreno oscuro, desconocido, traía un miedo y una excitación que nada podía igualar. Ella era suya, él era de ella, ambos se poseían en esos minutos efusivos, tan pocos que ni dieron tiempo a caer en lo que recién había pasado en ese colchón. Se había hecho las cinco de la tarde, los viejos iban a llegar dentro de poco. Los nervios se mezclaban con las risas. No podía dejar cosa tan obvia a la vista. Estaban apurados, pensando en qué hacer, cuando...
Humo. Un denso humo acaparaba la habitación en todas las dimensiones posibles, sin fugarse por esa rendija en la ventana, rebelde a la idea de quitarle el tinte onírico a esa reunión. Sillones acaparados por seres que habían pasado a ser más risa que seres. La abulia lo era todo junto a esas botellas marrones semivacías, las jarras caseras (botellas de plástico sin pico) con restos de espuma color té con leche, y los paquetes de papas fritas, ya absolutamente devastados. La sensación de la marea de un mar invisible que se lo llevaba vaya uno a saber a dónde, las voces exageradamente fuertes...
Las miradas fijas, uno al otro, como quemándose, prendiendo fuego la mesa, su fernet suavecito y el daiquiri de la piba. Ella tan natural, tan parecida a él, tan complementaria hasta en las diferencias, y tan linda. Con el correr de las salidas, de las charlas, ella se había convertido en la más hermosa, sin importar nada lo demás. Algo la había hecho más linda desde aquella primera vez que la vio. Y hoy era la noche. Únicamente los dos.Terminaron de tomar sus bebidas, apenas una excusa para juntarse. Salieron a caminar por ahí, sin rumbo fijo, sin buscarlo tampoco, porque el rumbo no era un lugar. Eso sólo quedaría como anécdota, como algo más para agregarle a una historia con ganas de tener mucho para contar. Apenas era otoño, una noche agradable, pero ella jugueteó a tener frío, él aceptó el juego y la abrazó, frotó su manos sobre sus brazos, como queriendo llamar al genio mágico que pudiese hacer eterno ese instante donde ambas lenguas trémulas formaban una sola boca...
Y por fin se oyó el llanto. Agudo, tan tranquilizador que parecía despedir sedantes a cada nuevo grito eufórico en busca de oxígeno. Los abrazó a ambos. A ella y sus jadeos que ya iban encontrando felicidad, a él y su pequeña entereza, diminuta, frágil. Ahora lo recordaba tan distinto, pensar que en ese momento sintió que el retoño lo entendía todo, que captaba sus palabras, que las razonaba y que podría guardarlas para siempre. Iluso pensarlo hoy día, obvio, pero en aquel momento él sentía que...
Las lágrimas ya iban más allá de las pestañas inferiores, correteando por las mejillas, trazando un camino sin vuelta atrás, sin posibilidad ya de arrepentimientos. Era el sendero ya trazado y nada podía hacerse al respecto. Un hexagonoide de refinado cedro resguardaba un cuerpo imposibilitado de emociones, y los consuelos no servían mucho en ese momento. Todos lo sabían, tenía que pasar y pasaría, pero tan solo se está que se pierde la razón, la lógica, y cualquier fórmula mágica, increíble, futurística vendría bien. Pero no hay poción, remedio, planta, afecto, ni nada que cure aquello...
No había manera de seguir llamando charla a eso. Hasta el mote de discusión quedaba chico. Qué fácil resultaba herirse, qué simple es cuando se ha compartido tanto y las debilidades del otro ya florecen como propias. La sutil y cruenta violencia de la lengua, la sanguinaria lucha de las palabras que abren grietas en el alma como cuchillazos en el corazón. Hoy no podía pensarlo de la misma manera que aquella vez, pero el portazo existió. Sonó en toda la casa, retumbó en cada una de las habitaciones y dejó una estela de dolor atrás. El dolor fue desapareciendo, fue siendo comprendido. Pero las cosas no podían volver a ser como antes, ni lo fueron. Fueron distintas rutas las que siguieron, pero los mismos transeúntes los veían a cada uno en su ruta. Porque a pesar de todo...
¡Qué poco respondía el físico! Ya no era como en esos días de chiquilín, cuando se filtraba entre patadas llevando la pelota para adelante entre la tierra irregular del potrero, o cuando las hormonas lo tenían vilo, despierto de noche, o...
Profundísimo dolor. El costado izquierdo de su pecho sintió algo así como una daga que abre los músculos de par en par en una violenta arremetida. Parecía mentira tanta agua debajo del puente, tanta luz enceguecedora en el horizonte. No quiso buscarle nombre, tendencia ni misticismo. Simplemente le dijo, y él entendió, que podía elegir el momento. Cuando lo disponga.

- Subí y bajé vieja.
- ¿De dónde?- preguntó ella, sin saber si quería escuchar respuesta.
- Vos sabés negra.

La conversación no siguió. Ella supo respetar el secreto. Secreto que poco tiempos después, tras algunas despedidas, él se llevó definitivamente a la tumba.

viernes, 13 de marzo de 2009

N° 100: Acerca de la objetividad

Qué locura escuchar esto de la "objetividad", del "Periodismo Independiente". Qué sucio negocio el de creerse, o hacerse, el ajeno a la sociedad, el superior, el ojo que todo lo ve de manera neutral y nos muestra la efectiva realidad.
Se escucha decir que Página|12 y El Argentino (mis dos diarios predilectos) son "panfeltos de propaganda kirchnerista", pero todos calladitos la boca a la hora de decir lo mismo respecto a La Razón - Macri, La Nación con su puta ultraderecha, Clarín con sus amores con Carrió, Crítica con... bueno, simplemente Crítica.
Lo cierto es que Página y El Argentino no temen en mostrar una tendencia, sin por eso ser una chupada de orto. Parece que es el gran triunfo de la dictadura, de la dictademocracia del "Cotur". Estar del lado del oficialismo es de chupaorto, es de boludo, de ingenuo. Es un crimen porque la política no es buena. Menos mal que Clarín no hace política... bueno, eso es lo que dice. Política fue convertido en sinónimo de pecado, de mugre, de tenebroso.
Lo importante es "ser objetivo", "neutral", mirar lo acontecido en el país como desde afuera. Eso al menos es coherente con los ideales de estos diarios gorilas. Porque como hicieron durante toda su historia, buscan lo "bueno" en lo "ajeno", en lo que no viene de este lugar barbárico, como dijo Domingo Faustino, llamado Argentina. Entonces La Razón dice que "miles de chicos se quedaron sin clases debido al paro de maestros", no que los maestros (cabe aclarar que muchos de ellos votaron a Macri, pero eso es otro tema) son tentados con ofertas ridículas a lo que deberían cobrar. La Razón tapa todo con cemento, como mi estimado Mauricio. Los "premios al buen desempeño" son bien defendidos, son una gran alternativa para generar compromiso en el funcionario. Es un proyecto apoyado únicamente por el PRO, pero La Razón lo apoya objetivamente.
Cada medida que el Gobierno toma respecto al campo es analizada con asquito, siempre desde el punto de vista del campo, siempre dudoso, siempre con intenciones de "hacer caja" (esta es, lejos, la expresión facilista más escuchada en los últimos tiempos), y en el acuerdo de la semana pasada se podía leer algo así como un "bueno, está bien", casi como con bronca. Es que el Gobierno no va, NI TIENE que ceder en lo que pretende. Es un sector egoísta que se cree el país, que se adjudica el mote de Argentina, Argentina toda. No más que vestigios de ese puto modelo agro-exportador que hizo mierda a toda la Nación y que tanto festejaron los Mitre. Pero eso sí, tranquilos, no se apoya al campo, sólo se critica al gobierno en contra de todas las medidas que lo perjudican un poco.
América anunciaba que el acto a desarrollarse por el campo el día de ayer iba a juntar 15000 personas. Fueron 1500. Clarín pone en tapa que el campo hizo una gran protesta de 2000 personas. Eso sí que es objetividad.
Tapas de revistas y diarios, anuncios en la televisión, todos dándole tapa a este nuevo oleaje de famosos en reclamo de seguridad. Es que nosotros, los que pensamos que todavía existen los ideales, no entendemos que la solución de toda la inseguridad es completar el Mapa de la Inseguridad de De Narváez, tomar los sectores estadísticamente declarados como peligrosos, meterlos a todos en un container gigante y mandar a todo lo que queda dentro a Urano. La inseguridad no la genera la violencia de un mapa de ese estilo, no la genera que la hija de puta de Moria Casán salga ahora a apoyar una marcha multitudinaria a favor de la protesta de Susana, y que se llene la boca de la leche del sorete más grande que gobernó en los 90. No hay reclamos por las empresas vendidas en esa época, por las generaciones que nacieron con padres sin sustento, sin trabajo, por los atentados. Nada.
"Parece que hay que esperar que los maten a alguno de ellos para que se haga algo para la seguridad", dice todo ese séquito. Un gran ejemplo de objetividad que todo esto se proponga ahora que "les mataron uno de ellos".
No quiero confundir, no hago apología del delito. Obvio que me preocupa que pasen cosas así, no quiero que siga pasando, ni justifico el actuar del asesino. Pero así no se llega a la solución, ni algo cercano, ni mucho menos a la Santa Objetividad.
La Nación, Joaquín Morales Solá más específicamente, analiza el plano político del país y marca a Prat Gay como alguien confiable. No, yo no leí mal. Prat Gay, el gran hijo de puta de Prat Gay, fiel exponente del choto neoliberalismo que cagó los soretes que sólo una mierda como Morales Solá podía comer para vivir. Él y toda esa secta del orto de fachos y gorilas.
Crítica con sus mega tapas a todo color y originalidad... en el diseño, porque la verdad que pensamientos no se les cae uno, y su elite-socialismo no le llega a sus "amados pobres". La gran muestra de mi llamado S.S.S. (Socialismo Sin Sociedad).
Yo no les miento, ni soy un genio analista, ni nada por el estilo. Simplemente hace falta mirar. Es raro que no importa que haga el kirchnerismo, Crítica, La Nación, Clarín, Ámbito Financiero, El Cronista, Perfil, Revista Noticias, salen a matar, con todo a la yugular, sin importar coherencia. ¿Se hace lo que quiere el campo?, ¿Se bajan precios de la canasta básica?, ¿Se nacionalizan fondos? Todo es Caja, todo forma parte de la Caja oscura y maquiavélica de los Kirchner. No hay propuestas, no hay nada por mejorar. Sólo es tirar a los que, con sus lógicas equivocaciones, le tocaron el culo al sistema que ahora muestra todas sus fisuras.

Vean con sus propios ojos, es lo más importante:
Clarín - La Nación - Crítica - Ámbito Financiero - El Cronista

PD: Con esta última, el blog cumple 100 entradas. Todo un hito teniendo en cuenta que era un experimento.

domingo, 8 de marzo de 2009

Grasas Totales

¡¡¡Mamita!!! Por fin pude ver en vivo a Caligaris, y no hay dudas. Ya no puede haberlas. Son unos genios.
Originales arriba del escenario, graciosos, tocan muy bien y muy variada música, y por sobre todo, son lo más copado que conocí.
He ido a ver muchas bandas de las llamadas "chicas", pero ninguna con integrantes tan copados como estos chabones. Mientras tocaba Andando Descalzo (ja, pensar que fui a verlos a ellos también. También muy buenos, pero Caligaris roban cámara, jajaja) ellos estaban ahí, en la pista, hablando con todos, sin divismo, sin caretaje, y con esa marca a fuego del acento cordobés que hace todo más feliz y divertido.
Si alguno de los que pasa por acá no los ubica, estoy seguro que los ubican por este tema:

Nadie es perfecto

Pero sus cuatro discos valen la pena de principio a fin, con música desopilante, letras impresionantes, tanto las serias como las delirantes (¿a quién se le hubiese ocurrido dedicarle un tema al cuidador que no cerró bien el candado de la jaula del Oso de Moris?), y son mucho más que ese "grupo bailantero" que algunos me han llegado a decir que eran. La sorpresa que se llevan al escucharlos más a fondo.
Circenses desopilantes que divierten y se divierten haciendo lo que hacen, mostrando un ejemplo de constancia y amistad, pasándole lejos a lo chavacano.
Como ayer dijeron, ya hoy deben estar viajando a México de gira. Suerte ahí entonces para ellos, y el 11 de julio, en El Condado, los porteños con adopción cordobesa fernetista, los estaremos esperando para volver a pasar un muy buen rato con sus "canciones para ver".


Kilómetros

jueves, 5 de marzo de 2009

Reproche al nudo

Dame vuelta la cara de un tortazo, de la misma manera que me das vuelta el mundo.
Rendite ante mis labios, presurosos de los tuyos, y no dejes que nada me despierte.
Pero por favor, no vuelvas a hablarme de independencia.
Ni intentes volver a nombrarla si no estás al tanto de los huevos que hay que tener para poseerla.
No lo hagas si no estás segura siquiera de cruzarme la mirada para decir NO.
No quieras pregonarla si no conocés la valentía del arrepentimiento, el sabor que tiene el orgullo al pasar por la garganta.
Ni oses querer engañarme con que es sinónimo de ausencia, con la calumnia de la falta de respuestas, o con la falacia del olvido selectivo.
Yo no te pongo las manos en el cuello, yo no te ato las muñecas, yo no te pongo una daga en la yugular pretendiendo que leas mis palabras. Sería artificial, y sigo pretendiéndote natural. Sólo pido un momento. Ya lo hice.
Introducción, nudo y desenlace. Casi que únicamente te estoy pidiendo que me ayudes a desatar.
Me encantaría que terminemos tomando cada uno un extremo de la cuerda, pocas cosas me harían más feliz. Pero hoy, por primera vez, pude escribirte el reproche que merecías. No siempre la culpa la tengo yo.