miércoles, 24 de marzo de 2010

Pajaritos

- ¿Qué bien suena Sui Generis no?
- Sí amor, la verdad que sí. Aunque la verdad no tengo ni pálida idea de qué hablan, ja. Tienen letras complicadas.
- Sí, son medio raros, de ideas raras también. Pero bueno, a mí lo que dicen no me importa mucho. Lo cierto es que su música es hermosa.
- Ah sí sí, eso sin dudas.
- (Suspiro)
- (Beso)
- (Sonrisa)
- (Mirada al horizonte) Lindo día che.
- El viento me molesta un poco.
- Bueno, es común que aquí, en Santa Teresita, se levante viento a estas horas de la tarde.
- (Beso)
- (Sonrisa y mirada a horizonte) Además es una paz viejo. Mirá... estamos tranquilos, sin joder a nadie, nadie nos jode. Acá no les conviene joder. Una paz total.
- Sí, no podemos pedir más (Mirada fija).
- (Devuelve la mirada fija y besa con fuerza)
- (Abrazo)
- (Mano a la nalga. Aceptación)
- (Abrazo más fuerte)
- (Mano quiere explorar más y recibe un rechazo)
- ¡Héctor!
- ¿Qué? (Sonrisa pícara buscando desentenderse)
- Ay este chico. ¡La pucha, sos un caso sin remedio! Un tiro al aire.
- Jajaja, dale tontita. Sabés que te quiero.
- (Abrazo)
- ¿Qué es eso Ernestina?
- (Entrecierra los ojos buscando ver mejor) ¿Qué cosa? No veo nada Hectítor.
- Ay, dale Ernes, mirá bien. ¿No ves ahí en el cielo ese puntito a lo lejos? Dale, si está despejado.
- Mmmmmmm, no se, puede ser.
- Me parece que vos no querés ver por que es más cómodo no ver, ja.
- ¡Ay zonzo! No me jorobés.
- Jajaja, te molestó un poco. Algo de razón debo tener, ¿no?
- (Risa)
- (Beso)
- (Sonrisa)
- Y bueno, a ver ahora, ¿ves?
- Sí, algo bien a lo lejos.
- Está sobrevolando mar adentro. ¿Serán aviones?
- ¿Y porqué sobrevolarían aviones mar adentro?
- Y, no sé. Por algo será.
- (Gesto pensativo) No sé. Prefiero pensar que son pajaritos.
- ¿Pajaritos?
- Sí, pajaritos.
- ¿Volando tan recto y a tal velocidad, sin que se note ningún aleteo?
- Sí.
- (Gesto pensativo). Bueno... debés tener razón.
- Seguramente.
- (Mirada fija)
- (Beso)
- (Beso más fogoso)
- (Se abraza a su cuello. Beso todavía más fogoso)
- (La mano osada vuelve a intentar suerte)
- ¡Héctor! (Tono mezcla de enojo y gracia).
- ¿Quéeee? (Nuevamente busca desentenderse de la situación)
- Jajaja, nada bobo.
- (Vuelta mirada al horizonte) Che, caen cosas de los pajaritos.
- ¿Eh? ¿Vos estás loco?
- No, hecho un demonio.
- Jajajaja, sos una cosa Hectítor.
- (Beso breve y mirada al horizonte) No, pero en serio, fijate bien. ¿No ves que cae algo de los pajaritos? Es muy raro che.
- No veo bien.
- Pero fijate bien.
- (Vuelve a entrecerrar los ojos) Mmmmmmm, sí, quizás.
- La verdad que es muy raro eh.
- No, debe ser que están haciendo caca.
- ¿Pero desde acá vamos a ver la caca que hacen los pájaros mar adentro a unos cuantos metros de altura?
- ¿Y por que no?
- Y... si son pájaros sobrevolando mar adentro, deben ser gaviotas. Y no creo que desde acá podamos ver la caca de una gaviota caer al mar. Y cuanto más lo pienso menos me cierra. También nos costaría mucho ver las figuras si fuesen gaviotas y (Ella le tapa la boca con un dedo)
- Deben ser cóndores, que hacen caca más grande.
- ¡¿Cóndores?!
- Sí, cóndores.
- ¿Y que diablos hace un cóndor sobrevolando el mar de Santa Teresita?
- No sé ni me interesa. Por algo será.
- (Gesto dubitativo)
- (Beso)
- (Sonrisa y otro beso)
- (Sonrisa amplia) ¿Ya te vas a dejar de molestar con los av... digo, los cóndores?
- Jaja, sí Ernes. Seguro tenés razón, deben ser cóndores que están perdidos cerca del océano. Después de todo no suena como algo tan raro.
- No, obvio que no.
- (Beso)
- Guapo, ¿nos vamos yendo que se está haciendo de noche y me da frío?
- Dale, vamos a caminar un rato por la peatonal. Total, hoy en día, mientras no jodas a nadie, no pasa nada. Aunque sean las 3 de la matina.
- Es verdad. Cuánta paz.
- Muchísima.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Pañuelito de seda

Del cielo cae un pañuelo de seda.
Se mueve solo, como bailando,
siguiendo un ritmo dulce
hipnotiza su preciosa suavidad,

pululando por mi cara,
paseando por mi boca,
queriendo secarme la baba,
aunque sólo me babeo más.

Fino y elegante,
simple y complejo a la vez,
pañuelo que me baila porque quiere;
feliz lo dejo danzar.

Atrayente por donde lo mire,
hermoso cambia sus colores.
Qué lindo sos pañuelito de seda,
puro dos por cuatro pasional.

Pañuelo que se hace gigante,
me envuelve entero y me da calor,
me seca las lágrimas
y se deja abrazar.

Se recuesta en mi pecho
cuando voy cerrando los ojos,
y aunque no lo parezca
se sigue moviendo sin cesar.

lunes, 8 de marzo de 2010

Cayendo

Entró en años y desidia,
en abandono y enfermedades.
Nació entre la perfidia
y creció en desigualdades.

Supo llevar ojos de mil miedos
para el objetivo observado.
Hoy es todo suyo el miedo
y los ojos son de mil llantos.

Por que ya le es muy notoria
la merma de sus capacidades.
Ya no sabe no sentirse escoria
y se le vuelan posibilidades.

Viajar siempre fue su sueño,
sin duda cada vez más lejano.
Día a día es más pequeño,
aunque siga juntando años.

Ve graffitis que no existen,
ve un nombre en raro en un papel,
y pensará en varias horas tristes
quién es aquella Michelle.

Y no, Michelle no es nadie,
y él de nadie se supo rodear.
Rígido se guió por la sangre
que lo terminó por abandonar.

No quiero ni tenerlo en mente
a aquel oscuro pensamiento.
Pero yo sé que él se siente
bien cerca del agotamiento.