Conflicto gremial

Eran las 5.30 de la mañana, la noche de boliche llegaba a su final, y el vio que ella lo miraba sugestivamente. Morocha, 1.65, unos ojos negros penetrantes, su cuerpo no era exhuberante, pero sí armonioso. Dentro de la cabeza del chabón se ve una mesa redonda. Sentada en ella los 7 representantes de los 7 gremios intracerebrales de los Pecados Capitales:

Lujuria tan solo llevaba como vestimenta un simple taparrabo, y a pesar de estar sentado no podía dejar de mover frenéticamente su cadera.
Gula tenía servido en la mesa enormes presas de pollo, papas fritas, pescado asado, carnes rojas de todo tipo, y sus ropas estaban completamente enchastradas por los restos de comida que se le caían desagradablemente de la boca a cada mordisco que daba (y no dejaba de dar mordiscos).
Codicia tenía cadenas de oro, anillos de platino, camisa violeta semiabierta, mostrando el pecho, y hablaba constantemente por su celular, en una conversación que parecía ser una negociación para obtener más reliquias.
Ira tenía sus rubios cabellos completamente despeinados, tenía un tic que constaba de cerrar un ojo y dar un ligero cabezazo al aire.
Vanidad miraba al resto con una mirada sobradora, con las cejas levemente levantadas, las piernas eleganetemte cruzadas, y no se dirigía la palabra con los demás, ya que no consideraba esto necesario.
Pereza se había dejado deslizar hacia abajo por el sillón, sus ojos estaban entrecerrados y no mostraba ganas ni de discutir ni de no hacerlo. Simplemente estaba.
Y Envidia miraba a los demás con suma atención, examinándoles hasta el más mínimo detalle. Su apariencia tenía curiosamente rasgos de los representantes de los otros 6 gremios.
La discusión arrancó: "¿Se encara o no se encara a la morocha?"

Lógicamente Lujuria abrió el fuego en la discusión:

- ¡¡¡HAY QUE ENCARAR A ESA YEGUA POR DIOS!!! ¡¡¡ATAQUEMOS QUE ENTREGA DE CAJÓN!!!

A lo que Vanidad contestó, con una voz gruesa y arrogante:

- Creo que se puede encarar a una mejor, no nos merece.

Pereza apenas abría la boca para hablar, y su tono era sumamente cansino:

- ¿Da para encararla? A mi me da una paja que mejor ni les cuento...

La discusión se vio interrumpida por Ira, quien casi no dejó terminar de hablar a Pereza cuando se puso de pié vehementemente, y golpeando la mesa gritó:

- ¡¡¡¿¿¿Y USTEDES QUIÉNES CARAJO SE CREEN QUE SON EH???!!! ¡¡¡HIJOS DE PUTA!!!

Los otros gremios, acostumbrados a tales reacciones, simplemente siguieron hablando.
Gula parecía querer contribuir, pero el gran pedazo de bife con lomo que se había llevado a la boca hacía inentendible lo qué decía, y Envidia solo acotaba "- Yo quiero bife con lomo".
Codicia no se quiso quedar atrás en el debate y acotó:

- Escuchame Vanidad, pensá que puede tener una hermana, una amiga, una prima, o inclusive la vieja que esté bárbara, entonces después se apunta a esa... o a las dos... ¡¡¡O A LAS 3 INCLUSIVE!!!
- A mi persona te dirigís como "Sr. Vanidad" ¿Me escuchaste?

Ira reaccionó:- ¡¡¡ANDATE A CAGAR VANIDAD!!! ¡¡¡SOS UN CULORROTO!!! ¡¡¡CONCHA BIEN DE TU MADRE!!!
- Yo también quiero ser culorroto-, agregó Envidia.
Lujuria buscó calmar los ánimos:- Muchachos dejen de pelear y vamos a garchar por favor...

- ¡¡¡PERO ANDATE BIEN A LA MIERDA LA RE PUTA MADRE QUE TE PARIÓ!!!-, refutó Ira.

Pereza parecía por momentos querer sumarse a la conversación, pero su propia flojez se lo impedía, y Gula no paraba de querer hablar, pero sólo lograba decir "Ñamñamñum mmmmñmñmñmÑMÑMÑUMÑUM" y desparramar restos de comida por la mesa.
- Inclusive miren como está vestida, parece que tiene bastante del vil metal-, dijo Codicia.
- No el suficiente para mí-, contestó Vanidad, siempre manteniendo su tono de voz.
- ¡¡¡ÑUMÑUMÑUMÑUMÑUM!!! ¡¡¡SLURB!!!
- ¡¡¡DEJÁ DE COMER CARGAMENTO DE FLEMA!!! ¡¡¡PELOTUDO!!!

Luego de esto los frágiles nervios de Ira estallaron en mil pedazos, se paró sobre la mesa, corrió hacia Gula y le asestó una patada voladora en el maxilar derecho.
Vanidad dijo:

- Son unos inmaduros, no se porque comparto esta mesa con ellos.

Codicia se levantó a separar, aunque sus reales intenciones eran tomar las pertenencias que pudieran caerse debido a la escaramuza.
Envidia no soportó no ser el más rudo del grupo y empezó a darle sillazos en la cabeza a Gula e Ira.
Pereza se durmió y Lujuria, harto de la situación y al límite de nervios por no "descargar" hacía casi 2 horas, se fue unos minutos al baño.
Volviendo al mundo del chabón, ya se hicieron las 7.00 de la mañana, ya se está volviendo a su casa, y al final se arrepiente de haber cometido el pecado de no encararla.


Queda para el final una reflexión que vi en un baño:

Cuando termines no vaciles, no seas cagón... Encarala.