lunes, 21 de enero de 2008

Chivos expiatorios


Miren a esa parejita,
apesadumbrada en un rincón
por tantas culpas cargadas.
Pobre de ellos dos
que sin ninguna razón
se cargan encima tantas cagadas.

Parecen estar curados de espanto,
parece que les es familiar
tener tanto sobre la espalda.
Lo hizo hasta el más santo,
quien tiene la más alta moral,
el que parece que jamás resbala.

A veces estos recados
resultan excesivos
e infundados;
son los más hirientes
para sus cuerpos ya heridos
y tan abusados.

A menos que haya un gran vuelco
seguirá así la situación:
El amor y la borrachera
apesadumbrados en su rincón.

2 comentarios:

  1. A bueno yo borracho que no he hecho , hasta entradas en mi blogg , y por amor me arrastrado hasta tener la guata rajuñada, bueno así es la vida
    SALUDOS CONDE
    Atte.
    Checho J. FRY

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  2. Es todo culpa de la dopamina, como siempre. Y de todos los otros neurotransmisores que hacen lo que quieren con nuestras pobrecitas neuronas.

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