jueves, 17 de abril de 2008

Vértigo

La encuentro y la miro como de reojo. Sé muy bien qué me provoca asomarme a una ventana en las alturas, más si el marco inferior apenas alcanza al ombligo. Mejor me quedo acá sentado, total no molesto a nadie... Pero, por ahí la vista está buena. Si me asomo apenitas, dos segundos, y me vuelvo, no me va a hacer nada.
Me levanto con un gesto disimulado, para disimularme el miedo, y camino pseudo desinteresado, observando algún decorativo del ambiente, hasta estar cerca de la "amodiada" ventana. Si me paro a un metro tengo buena perspectiva, me podría considerar hecho y volver a la silla.
Es verdad, la vista es linda, pero un poquito más... bueno, me acerco, pero me pego al costado del marco así no hay necesidad de asomarse. Ahora puedo ver la calle, la gente volviendo a casa, paseando al perro, haciendo algún mandado, cantando en su mundo paralelo. Pienso en cómo serán su vidas, y entre vuelo y vuelo me vienen ganas, unas ganas locas de asomarme y ver qué hay exactamente abajo. O sea, entiendo que me asomo y un segundo y me arrepiento enseguida de haberlo hecho; pero me llama, la ventana me llama.
En cuanto me decido a asomarme, ya me empiezan a dar puntadas en los hombros, una descarga recorre la columna de abajo hacia arriba, las rodillas parecen tomar la consistencia de la gelatina, y me pican las plantas de los pies. Apoyo las manos y casi sin darme cuenta, asomo la cabeza para mirar al precipicio. Siento como una morsa que me aprieta con furia la parte de la frente que está justo encimas de las cejas.
Me puedo caer y lo tengo claro; no hay ningún causante que lo haga imposible. Entonces, en un segundo imagino cómo sería la caída, cómo reaccionarían los caminantes que recorren la vereda que estoy viendo, cuál sería la reacción de los que me acompañan en este ambiente de las alturas, qué será de sus vidas después de que me caiga, cómo contarán la situación en el futuro...
La repulsión es instantánea en el físico, por eso retrocedo, pero no en el pensamiento. Vuelvo absorto a mi silla, sintiéndome temblar y reflexionando lo recién acontecido.
Ma' sí, me sirvo otro vaso de cerveza y que siga la noche.

3 comentarios:

  1. No te caíste del cielo, pero que lo pensaste, lo pensaste.

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  3. jajaa.. me cague de risa con lo que te dijo "sol".
    no se, me encanta esa capacidad de describir las cosas, yo nunca pude, jamas puedo pasar a palabras lo que me hacen sentir. en fin.. zarpado, yo me siento asi cuando veo una araña, pero no pienso tanto solo me paralizo.

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